Cuando era niña y me hablaban de ti... yo podía sentir cómo los latidos de mi corazón se hacían más fuertes. Un viento potente traía a mí una convicción en la que no había un solo espacio para la duda. Existías y eso era suficiente. Pero el mundo tejió paredes alrededor de mí y mi corazón se hizo tan duro como una roca, tan duro que yo ni siquiera podía tocarlo, entregarlo, ni sentirlo. Sentí como si yo fuese un pedazo de papel que elevado al viento nunca se sintió libre y una vez caído en las manos incorrectas, fue arrugado, fue roto, y fue olvidado, y nunca volvió a elevarse. De repente, todo eso para lo que había sido creada, ya no tenía más sentido, ya no era ni estaba. Ya no vivía, ya no tenía palpitaciones fuertes a menos que fueran de miedo, de un temor profundo que me invadía cada noche, y entonces el mar me arrastró. Me dejé llevar por la corriente fuerte, los muertos no podemos pelear. Y cuando por fin me hundía en lo más profundo, desvanecida, sin fuerzas y sin rumbo, justo ...