Muchas veces hemos escuchado esta frase: Haz lo que tu corazón te dicte. Y hemos dado este consejo, incluso lo hemos cantado en canciones pero si nos ponemos a pensar, ¿realmente queremos seguir a alguien tan perverso? ¿les ha pasado o solo a mí que mi corazón me dicta cosas perversas para hacer muy en el fondo? Respóndele, no te dejes, ciérralo en el carro, grítale...
“Haz lo que tu corazón te dicte”, no aparece en la Biblia, no es bíblico, Jesús lo dice: “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios y las calumnias” (Mateo 15:19).
Nuestro corazón nos miente, nos engaña, no es confiable para tomar decisiones. Entonces frente a cualquier decisión que tengas que tomar, no sigas a tu corazón, sigue al Señor, busca lo que dice en Su Palabra. La Palabra de Dios es la última Palabra de Dios. No hay más.
¿Qué tenemos que hacer entonces? 3 cosas
1. Ir a Dios en oración antes de tomar cualquier decisión: Como el ser humano es tan engañoso, necesitamos tomar todas nuestras emociones y presentarlas delante de Dios. Señor estoy pensando esto, estoy sintiendo esto, estoy planteándome tal salida, quiero tomar esta decisión. Entregarle al Señor. La Palabra dice “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente". Señor, con todo lo que estoy sintiendo elijo amarte, elijo seguirte, elijo hacer las cosas a tu manera.
2. Leer a la Palabra de Dios cada día: ¿Cómo voy a conocer a Dios y a orar a Él si no conozco su Palabra? Si tú no conoces la Biblia, no conoces a Dios porque Su Palabra es lo que Él nos dejó para conocerle. Entonces tenemos que conocerla cada día de nuestras vidas. Al comienzo vamos a ser como bebés, nos vamos a tropezar, no vamos a entender pero el Espíritu Santo estará allí para darnos entendimiento. Dependemos del Señor para todo. Eso lo hacía David, a él le faltaba preguntarle a Dios qué hacer de almuerzo, no movía un dedo sin preguntarle a Dios, a pesar de que vemos errores suyos en la Biblia el Salmo 5:3 muestra cómo antes de empezar el día, antes de hacer cualquier cosa, Él oraba al Señor. Algo que te va a servir mucho es buscar una Biblia devocional que arme el mensaje cada día y reflexionar sobre eso, orar la Palabra, anotar lo que Dios te hable y dirigirte a través de ella, aplicarla, vivirla.
3. Memorizar las escrituras: En el Salmo 103 David le ordena a su alma alabar a Dios, dice “Alaba alma mía a Jehová y bendiga todo mi ser tu nombre”. Parece que David se estuviera recordando lo que debe hacer y no lo que siente hacer. Seguro fue uno de esos días donde no le nacía alabar al Señor porque las circunstancias eran terribles, pero se predica a sí mismo diciendo: Alaba alma mía a Jehová. Memorizar la Palabra de Dios es nuestro escudo ante los ataques del día a día.
Las emociones son un regalo de Dios para sentir, para vivir, para estar alertas, para ser empático, pero si no conocemos la Palabra de Dios, no vamos a conocer nunca la forma en la que nuestra relación con Dios nos convierte en personas con emociones sanas. Las inseguridades por ejemplo despiertan envidia pero si yo conozco a mi Dios puedo saber que en su Palabra dice: "Te alabo porque soy una creación admirable, tus obras son maravillosas y esto lo sé muy bien". (Salmo 139:14).
La incertidumbre genera ansiedad, pero puedo recordar: “Por nada estéis afanosos sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7). Entonces hay que mirarse al espejo y recordarse lo que dice la Palabra, ir en oración y recordar quién es Dios, descansar en Él, abandonar nuestro pecado. Y esto es algo que solo podemos hacer conociendo la Biblia, leyéndola, porque conociéndola, conocemos a Dios y si conocemos a Dios, conocemos a aquel que gobierna nuestras emociones, y si Él gobierna nuestras emociones, ellas ya no son más un ídolo y no pueden controlarnos más sino que empezamos a tomar decisiones y dirigir nuestra vida conforme a la Palabra de Dios.
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