Segura de no encontrar en mi habitación nada más, pienso que soy la persona más afortunada de todo el planeta entero, rindiendo ante el Dios del universo todo lo que puedo ser y tener, y obtener, y entonces en la ventana el mundo se me hace infinito, vislumbrando la más alta de las olas, el cielo más iluminado, el sol más candente, el viento más fuerte, las nubes más altas, el abrazo que anhelo, el descanso que busco, mi eterno Dios.
Y entre más días pasan, más puedo sentir que puedo ser afortunada en Él, eso es fortuna. Que la riqueza está en su gloria, toda su esencia en acción. Y en silencio miro al cielo intentando recordar sus fieles promesas, las veces que me ha sostenido, el baile que danzo con Él, el valle de fuego donde no me he quemado, el día a día, la misericordia viva. Dios.
Las luces en la ciudad son tan enormes, mi vacío tan fuerte, su amor tan inagotable que todo lo llena, y me llena, y me sacia, y no hay otro lugar en donde quiera estar, pues Él es suficiente. Mis dedos se deslizan con la presión en el pecho y Él me llena entera, no hay espacios entre los dos, un susurro es mi respuesta, y sin gritar me habla, su respiración entera, ni un solo paso lejos, no hay kilómetros, mucho menos centímetros, si de contar se trata, contar con Él es mi equilibrio.
Aún no puedo reconocer el camino, porque mi sendero son sus palabras, su "sí" es mi entrada, su "no" es mi confianza, sus palabras, mi fe. No tengo miedo, no tengo miedo porque lo he conocido, porque me rescató y me dejó viva, anclada a sus manos, atada a sus ojos, arraigada y sin miedo. Él me ha curado, y no sé cuándo tuve tanta felicidad en mi alma... hasta que llegó Él. Ya no necesito nada. Ya no necesito nada.
Y tú, que has sido creada de la misma manera, con el eterno propósito de darle la gloria a Él puedes encaminarte hoy a rogar que tus ojos sean abiertos, que tu corazón despierte, que tu mirada se llene y tu alma se sacie con las verdades de Dios. Dios te hizo para conocerle, Dios te hizo para gloria suya, Dios hizo todo y todo habla de Él y por Él y de Él y en Él son todas las cosas.
Dios sí es suficiente, más allá de los libros, el conocimiento, más allá de un matrimonio, más allá de experiencias, de títulos, de emociones, de belleza, Dios es Dios, y Dios es todo, y a nadie entrega su gloria. Dios es infinito, Dios es misericordioso, Dios es perdonador, Dios entregó a Su Hijo. Dios hizo la obra completa, no la vivas a medias. No te pierdas de ser todo lo que estás destinada a ser: una hija de Dios, una mujer que sabe que aún si el mundo la desechara, aún si el mismo Dios la matara, gustosa recibiría cualquier cosa que venga de las manos de Dios con el único fin de traer gloria a su nombre.
Una mujer que ora: Señor, si darme riqueza va a glorificarte, voy a recibirla gustosa, pero si es en la pobreza donde tu nombre va a ser más exaltado, entonces es así como viviré el resto de mis días. Señor, si vas a sanarme, porque sé que eres capaz de hacerlo, hazlo porque te traiga gloria, pero si es enferma, Dios, ¿recibiré solo lo bueno? déjame mirar las cosas que trascienden, déjame poner mi mirada en las cosas relevantes, y no solo en las importantes. Déjame ser una mujer que ve más allá del cielo, más allá de sí misma, más allá de todo, déjame verte a ti.
Déjame poder decir, Señor, que tú eres más que suficiente para mí, que aún en este valle yo sepa que tú lo transitas conmigo, que tus propósitos son altos aunque yo no los entienda. No estoy aquí para entender, estoy aquí para tu gloria. Úsame como mejor te parezca.
Tú que estás escuchando esto, que has pasado días pensando por qué Dios no hace esto o por qué hace aquello, tú que estás escuchando este mensaje, ríndete a los pies del Señor. Porque Él es Dios y tu incredulidad no le quita su soberanía. Ríndete y confía, ríndete y camina, ríndete y entrega. Dios sabe lo que hace, Dios no se equivoca, Dios es Dios. Si la creación entera se rinde delante de Él, si se rinden los montes, si se rinden los mares, si se rinde el mismísimo cielo ¿por qué tú no? ¿Por qué es tan difícil para ti confiar en Dios? ¿Porque no lo ves? ¿Acaso no te es suficiente con todo lo que ya ha hecho? Ríndete y confía en Dios.
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