A veces podemos estar rodeadas de muchísima gente y sentirnos solas, ¿te ha pasado? A mí me sorprendió la cantidad de gente que votó en una encuesta que hice acerca del próximo tema que querían que tratara en esta página. La mayoría votó por "cómo disfrutar la soledad". Y antes de abordar ese tema, tenemos que ir a la raíz de este asunto y es, ¿cómo saber que no estamos solas?
El Salmo 142 es un salmo precioso que escribió David en la cueva de Adulam, mientras huía de Saúl, quien quería matarlo. La Biblia dice en 1 de Samuel 22 que cuando sus hermanos y toda la casa de su padre supieron que estaba allí, fueron hasta él y se juntaron todos los afligidos, endeudados, y todos los que se hallaban en amargura, pero el Salmo 142 muestra que David se sentía solo y dijo:
Hay 5 cosas que podemos hacer cuando nos sentimos solas:
1. Clamar al Señor: Las emociones nos hablan y nos dicen: estás sola. Pero el salmista, aunque se siente solo, lo primero que dice en medio de su angustia es: "clamo al Señor, ruego su misericordia". El primer lugar al que debemos ir cuando nos sentimos solos, es a los brazos del Señor. Hace poco una amiga me decía: es que no tengo fuerzas para hablarle a Dios, me siento demasiado rota, demasiado molesta, demasiado frágil como para ir a él. Yo le dije: el llanto también es una oración. El Salmo 56:8 dice: "Tú llevas la cuenta de todas mis angustias y has juntado todas mis lágrimas en tu frasco; has registrado cada una de ellas en tu libro". Dios ha contado nuestras lágrimas. No hay nadie más que se ocupe de ellas como Él lo hace.
2. Exponer nuestras quejas y dolor, contarle nuestros problemas: Quizás pienses que la oración es solo un medio por el cual agradecer a Dios, y es eso pero es mucho más que eso. Dios nos enseña a entregar nuestras cargas delante de Él. Antes de quejarnos con otra persona, o de contarle nuestros problemas a alguien más, debemos ir a Dios en oración y contarle lo que estamos sintiendo.
3. Saber que Dios es quien conoce nuestro camino: Dios direcciona nuestras vidas cuando rendimos nuestros corazones delante de Él. La oración, en vez de ser una forma de manipular las circunstancias, son una forma de alinear nuestro corazón a sus propósitos. Dios tiene un propósito con cada situación que vivimos y aún las cosas malas las usa para nuestro propio beneficio.
4. Si a nadie más le importa, a Dios le importa: Él es nuestro refugio: El salmista dice que ha buscado ayuda pero no encuentra a nadie que pueda hacerlo; de hecho dice que a nadie le importa en lo más mínimo su vida, y luego dice un gran "entonces oro a ti", "solo entonces vengo, tú sí eres mi lugar de refugio", y un lugar de refugio es uno en el cual protegerse de algún peligro. Era lo que David necesitaba para ese momento, un refugio para protegerse de aquel que quería matarlo. Y le dice "en verdad eres todo lo que quiero en la vida, oye mi clamor porque estoy muy decaído".
5. Oremos salir de esa prisión: David está decaído, sin ánimo, sin motivaciones, solo, asustado, pero le pide a Dios ayuda para poder salir. Podemos sentirnos en una cárcel en estos momentos, pero nuestra mirada debe estar en que pronto vamos a salir. Mientras estemos en ese estado, en esa cárcel, sigamos pidiéndole a Dios que nos libere, y una vez lo haga, nunca olvidemos de dónde nos ha sacado.
Yo creo que cuando nos sentimos solas como David en esa cueva, podemos llegar a decir que Dios es todo lo que queremos en la vida, bien sea porque el mundo nos ha lastimado, o nosotras mismas, o algo no salió como esperábamos, y ese tipo de circunstancias hacen que giremos nuestra mirada al Señor.
Lo importante de todo esto es que aunque David reconoce que a nadie le importa su situación, no tarda mucho en girar su mirada a Dios y recordar que en medio de su situación, Dios sabe bien qué camino debe tomar y lo guiará en ello.
No pierdas la esperanza, pero si la has perdido, clama de nuevo al Señor. No estás sola.
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