Cómo les parece que yo compré un apartamento y es un apartaestudio en realidad, entonces cuando me casé, al no poder arrendarlo todavía porque faltan algunos arreglos en el edificio, mi esposo no tuvo problema con venir a vivir aquí conmigo. Por supuesto nuestro sueño siempre ha sido vivir juntos, comprar nuestras propias cosas, decorar como queramos, pero él decidió que no era un inconveniente posponer un poco eso y vivir en el apartamento que me habían entregado hace poco. Es un lugar hermoso, es muy agradable pero los dos trabajamos desde la casa entonces queremos espacios grandes para poder trabajar mucho más cómodos, y ¡además tenemos tres gatos! entonces yo estaba tan inquieta y buscaba todo el tiempo dónde ir a vivir sabiendo que todavía no podía arrendar aquí. En estos días estaba preparando el mensaje que quería tratar en un próximo video y leí un capítulo de un libro que me gusta mucho que se titulaba "satisfecha contra todo pronóstico". La autora cuenta que su amiga le dijo: ¡la edad en la que estás es la mejor edad de la vida! Su amiga ya tenía 50 años, y ella estaba cumpliendo 35 pero la forma en la que su amiga le dijo con tanta emoción que era la mejor etapa de la vida, era como si su amiga hubiera vivido al límite los 35 y ella no. Cuando su amiga terminó de decirle esto, continuó comiéndose el postre de chocolate que tenía en la mesa. Parece que no se dio cuenta de la magnitud de lo que había acabado de decir y cómo eso la impactó. Volteó a ver su propio plato de torta de chocolate y se dio cuenta de que se lo había comido todo y no lo había disfrutado. No supo en qué momento lo había terminado. Pero tomó la cuchara y empezó a comer hasta el último pedazo de jarabe de chocolate que apenas untaba el plato, raspó todo lo que podía rescatar, no dejó una gota de chocolate en el plato y se prometió no volver a perderse nada en la vida.
A veces tenemos una torta de chocolate frente a nosotras y no sabemos en qué momento la terminamos. Cuando miramos el plato ya hemos acabado sin darnos cuenta. Y esto es muy común en el día a día. Vives algo hoy y no te das cuenta de lo maravilloso que es. Piensen en lo que les conté al inicio, estoy en este apartamento hermoso que yo misma compré con esfuerzo, vine a vivir aquí con mi esposo, tenemos tres hermosos gatos, trabajamos desde donde queramos, y yo solo estaba pensando "ojalá nos vayamos de aquí pronto". ¡Así nos sucede con todo! Tenemos un trabajo y nos quejamos por esto o por aquello, o tenemos cierta edad y pensamos: qué chévere cuando era más linda, cuando era más delgada, cuando no estaba tan delgada, y se nos pasa la vida anhelando absolutamente todo menos lo que tenemos al frente. No se puede disfrutar de algo que ya no tenemos.
Si te pregunto qué hiciste ayer, antier, o dónde estabas celebrando tu cumpleaños hace un año, cuándo fue la última vez que lloraste o reíste o cuáles son los recuerdos recientes más lindos que tienes, ¿podrías decirme que has estado presente por completo? ¿Puedes pensar en tus 20 o tus 30 años y decir que realmente los has vivido?
Probablemente seas de esas personas que siempre están pensando en el paso siguiente: cuando termine esta tarea estaré bien, cuando cambie de trabajo estaré más contenta, cuando vaya a ese viaje podré descansar, cuando termine mis tareas estaré satisfecha, cuando me case seré feliz, cuando tenga hijos me sentiré plena, cuando me separe estaré tranquila, cuando tenga el pelo de otro color me sentiré más linda, cuando, cuando y cuando...
¿Te has puesto a pensar que nunca más tu vida será como es ahora? Que si has vivido lo suficiente deberías saber ya que ningún día es igual a otro. Siempre es distinto. No importa cuánto haya calado la rutina en tu vida, tus días nunca serán iguales. Si no disfrutas cada pedazo de la vida, mirarás atrás y notarás que la vida se ha ido. Tal vez hoy tienes lo suficiente para estar bien y no te has dado cuenta. Tal vez hoy tienes miles de cosas que otros desean y tú las das por sentado. Tal vez hoy no te has mirado al espejo y has pensado: mañana no seré la misma.
Reconoce que te has apresurado y has menospreciado a aquellos que te rodean, has menospreciado tu trabajo, has menospreciado tus propias experiencias y no has apreciado los regalos que Dios te confió. Si no saboreas cada fragmento de tu vida, seguirás estando ausente y la vida se te habrá pasado en un abrir y cerrar de ojos. Dice 1 de Timoteo 6:6 "La verdadera sumisión a Dios es una gran riqueza en sí misma cuando uno está contento con lo que tiene". Déjame hacerte una pregunta: ¿A dónde quieres llegar tan rápido? Aprende a estar presente cada día de tu vida.
Comentarios
Publicar un comentario